¿Se imaginan que sería ahora de España si nuestro potente ejercito contase como las primeras potencias mundiales con la bomba atómica? ¿Seguirían ninguneandonos en Europa y el mundo? ¿ se imaginan como sería nuestra sociedad si la Constitución no hubiese permitido la existencia de partidos comunistas o separatistas? ¿Las bandas marxistas como ETA, los estragos de la droga en la juventud se hubiesen dado con igual virulencia? Evidentemente no.
ESPAÑA, POTENCIA
NUCLEAR
Durante dos décadas nuestro país estuvo coqueteando con el
arma más potente creada por el ser humano: la bomba atómica. En 1963, el
entonces director de la Junta de Energía Nuclear, el ingeniero y almirante de la
Armada José María Otero Navascués, encargó un estudio sobre las posibilidades
reales que tenía nuestro país de construir una bomba atómica sin alertar a la
comunidad internacional. Esta responsabilidad recayó en el catedrático de Física
Nuclear y general de Aviación, Guillermo Velarde.
Los
primeros resultados fueron un fiasco. Los especialistas españoles no conocían
los detalles técnicos para la fabricación del artefacto . Poseer la capacidad
técnica para fabricar la bomba, significa detentar un estatus superior en el
mundo. Y Franco lo sabía. Con espinas clavadas como el mantenimiento de la
posesión británica de Gibraltar o las aspiraciones marroquíes de invadir nuestro
territorio, los sucesivos gobiernos se negaron a firmar el Tratado de
Proliferación Nuclear (TNP) que obliga a los países signatarios a renunciar
indefinidamente a las aplicaciones militares de la energía nuclear.
Tres años después, tras el conocido incidente de Palomares que llevo a Fraga
Iribarne a lucir un espantoso traje de baño, el accidente de un avión
norteamericano en la localidad almeriense perdiendo sobre territorio español
cuatro bombas de hidrógeno, supuso un nuevo impulso al proyecto. Los técnicos
españoles, encabezados por Velarde, encontraron en la zona restos de la bomba ,
los detonadores que les permitieron resolver las muchas dudas que albergaban.
Rápidamente copiados se volvieron a depositar en el lugar los restos que más
tarde hallarían los norteamericanos tras su operación de búsqueda, Broken Arrow.
En 1968 se
instala en la sede de la JEN, en la Ciudad Universitaria de Madrid, el primer
reactor rápido nuclear español, el Coral-1, con capacidad para trabajar con
plutonio de grado militar. Estos reactores rápidos funcionan con este material o
con uranio enriquecido al 90% (U-235) Los primeros gramos de plutonio, los
únicos en el mundo que no fueron fiscalizados por la OIEA (Organismo
Internacional de la Energía Atómica, encargada de velar por la no
proliferación), vieron la luz 12 meses más tarde, en 1969, en el más absoluto de
los secretos. El sueño español ya era una realidad. Ya en la década de los 70,
la carrera española en busca de "la madre de todas las bombas" se disparó
definitivamente.
En 1971, el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN),
elaboró un informe confidencial en el que señalaba en sus conclusiones que
"España podía poner en marcha con éxito la opción nuclear militar". Según este
estudio, nuestro país podía dotarse rápidamente de su propio armamento nuclear
utilizando las instalaciones de las que ya disponía. Se subraya la importancia
de la central de Vandellós como fuente de plutonio militar. Por último, el
estudio indicaba la posibilidad de realizar la primera prueba nuclear en el
desierto del Sáhara, con un coste aproximado de 8.700 millones de pesetas de
entonces. La obtención del plutonio suficiente para construir la bomba (6
kilos), en un país cuyo subsuelo contenía las segundas reservas de uranio
natural de Europa, ya no era una utopía.
Se daba la
particularidad de que la central de Vandellós I, la misma que sufrió un
accidente en 1989, era de tecnología francesa y utilizaba uranio natural.
Además, sus residuos eran ideales para ser reprocesados y obtener más
combustible. En aquella época Francia, como potencia atómica, no permitía a la
OIEA inspeccionar sus instalaciones nucleares. La central se inauguró después de
un acuerdo de colaboración firmado entre Carrero Blanco y su admirado general De
Gaulle. José María de Areilza, entonces embajador español en París, fue el
encargado de negociar los términos de la cesión del uso de la central a espaldas
siempre del "amigo" americano.
Antes de
ser asesinado, Carrero Blanco mantuvo una entrevista con el secretario de Estado
norteamericano, Henry Kissinger, sobre este tema. El almirante siempre mimó este
proyecto. Según algunos informes confidenciales desclasificados por el Servicio
de Inteligencia Militar de EEUU, España estaba almacenando plutonio para
fabricar una bomba nuclear, desviándolo de los controles de la OIEA. El
secretario de Estado americano, que no consiguió que España firmase su adhesión
al TNP, sí se llevó clara una idea: la confirmación de la voluntad nuclear con
fines militares de España hacía necesario un "estrecho control" sobre estas
actividades .
El
asesinato de Carrero Blanco.
El 20 de
diciembre de 1973, meses después de que Franco hubiera nombrado a Carrero como
presidente del Gobierno, ETA atentaba en pleno Madrid acabando con la vida del
militar. A los pocos días, la policía identificaba a varios miembros del comando
Txikia, autores del atentado. Entre ellos, Javier María Larrateguí Atxulo, José
Miguel Argala (asesinado en diciembre de 1978), José Igancio Múgica Arregui
Ezquerra, o Pedro Ignacio Pérez Wilson, también conocido como el inglés.
La víspera del crimen, Carrero y Kissinger habían pactado explícitamente que el
contenido de su conversación lo mantendrían secreto, incluso entre los altos
cargos de sus respectivas administraciones. El diálogo giró entorno al comunismo
y la guerra fria, según figura entre los documentos desclasificados por la
Administración norteamericana, lo mismo que el borrador y la nota secreta que el
Secretario de Estado envió a la Casa Blanca. La conversación, en teoría
transcrita en su integridad y calificada de secreto sensible muestra a un
secretario de Estado muy interesado en hablar del problema de Oriente Medio y a
un Carrero muy preocupado con el comunismo:"Los rusos son los que más están
sacando de esta situación. No sé qué piensa usted, pero creo que los comunistas
son iguales hoy que hace 50 años. Sus objetivos no han cambiado. Están
intentando debilitar a los países no comunistas para su propio beneficio...".
Tras la
entrevista Carrero Blanco transmitió la sensación de que había sido amenazado.
Los estadounidenses le ofrecieron todo tipo de ayuda si España olvidaba su
pretensión de convertirse en potencia nuclear y suscribía el TNP. La
conversación entre ambos subió de tono, Kissinguer afirmó que España se estaba
convirtiendo en una nación peligrosa, a lo que Carrero replicó, rebajando el
tono que lo que sucedía era que España se estaba convirtiendo en una nación
importante. Kissinguer sentenció: "Si pero es que cuando España es importante,
es peligrosa" 24 horas después de esta tensa entrevista y de la negativa
española de ceder en su pretensiones Carrero era asesinado, su muerte a manos de
un incipiente grupo marxista guarda mucha relación con la del presidente
italiano Aldo Moro secuestrado, torturado y asesinado por las Brigadas Rojas
tras una entrevista con Kissinguer.
Aldo Moro,
entre sollozos contó a su mujer que fue amenazado por el secretario de estado
americado. Ninguna de las teorías para explicar el asesinato del presidente
español han aportado pruebas suficientes. Treinta años después del magnicidio de
ETA, existen informes que circularon entre los servicios de espionaje españoles,
según los cuáles la CIA pudo ayudar a los terroristas etarras. Uno de los
documentos apuntaba que los americanos trajeron desde Fort Bliss varias minas
para potenciar el explosivo que los etarras pusieron en la calle Claudio Coello.
Aquella mañana del 20 de diciembre en Madrid, el presidente Carrero Blanco se
dirigía a su domicilio después de oír misa en la iglesia de San Francisco de
Borja, como era su costumbre. Su coche, un Dodge Dart negro, llegó a la calle
Claudio Coello y una tremenda explosión lanzó al vehículo a más de 20 metros de
altura hasta caer en una terraza interior de la residencia del provincial de los
Jesuitas. Carrero y otras dos personas resultaron muertas.
Desde la
calle sólo se percibía un gran cráter que rápidamente se llenó de agua y un
intenso olor a gas que en un primer momento hizo pensar a los periodistas que
allí acudieron que había sido un accidente. Kissinger comunicó de inmediato lo
sucedido al presidente Nixon y lo hizo en el memorándum secreto 6720 que
escribió con el apoyo del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. "El
presidente español (Primer Ministro), Luis Carrero Blanco, ha sido asesinado"
comenzaba el texto y del que hoy conocemos tanto el borrador como el texto
definitivo transmitido a Washington. "La muerte del presidente Carrero Blanco
esta mañana elimina la mitad de la doble sucesión que Franco había organizado
para sustituirle.
Carrero iba
continuar como el jefe del gobierno y el príncipe Juan Carlos, que había sido
designado heredero en 1969, iba a convertirse en jefe del Estado después de la
muerte o incapacidad de Franco", escribió inicialmente Kissinger que luego tachó
la palabra presidente. Luego escribió: "Si el incidente de hoy diera como
resultado una actividad terrorista generalizada, Franco podría inclinarse por
mirar hacia los militares en busca del siguiente Primer Ministro. ...Franco
tendrá dificultades para encontrar a otra persona en la que pueda depositar
tanta confianza".
Tres días
más tarde la CIA emitía un boletín de máximo secreto en el que tranquilizaba a
la Casa Blanca al informar que "la atmósfera general (española) se ha vuelto más
normal después del funeral del primer ministro Carrero. La policía ha
identificado a seis terroristas vascos como los asesinos y están dando los pasos
para detenerlos". En los servicios de espionaje españoles circuló la tesis
avalada por un informe entregado al Fiscal del Tribunal Supremo Fernando Herrero
Tejedor, acerca de la supuesta implicación de la CIA y la DIA (servicios civiles
y militares norteamericanos, respectivamente).
Curiosamente Herrero Tejedor, que
era también ministro Secretario general del Movimiento, murió año y medio
después en un extraño accidente de tráfico cuando un camión se echó encima de su
vehículo en el kilómetro 108 de la carretera de Madrid a La Coruña, en el
término de Adanero. En el citado informe que fue entregado al Fiscal General se
daba cuenta de "la llegada a la base entonces norteamericana de Torrejón
(Madrid) de diez minas terrestres anti-tanque procedentes de Fort Bliss" en EE
UU. La particularidad de estas minas era que iban provistas de sensores
acústicos y electrotérmicos extremadamente sensibles, capaces de ser manejadas
por control remoto tras detectar determinado calor o sonido. Estas minas,
extremadamente sofisticadas para la época no precisaban cables, y ya habían sido
empleadas, aunque en una versión menos avanzada, en la defensa de Quang Tri
(Vietnam).
Tras su
llegada a Torrejón de Ardoz el paradero de los artefactos fue confuso, y a
ciencia cierta nadie sabía donde se encontraban. El informe especulaba sobre la
posibilidad de que fuesen destinadas para atentar contra algunas "altas
personalidades", incluido el Jefe del Estado, general Francisco Franco. Sin
embargo, en ninguno de los documentos que circularon antes del magnicidio se
insinuaba la posibilidad de que el destinatario fuese el Presidente del
Gobierno, Carrero Blanco. Después del asesinato del Almirante en los servicios
secretos se especuló con que una o dos de las minas anti-tanques pudieron haber
sido colocadas la noche anterior en el túnel que los etarras habían excavado en
la calle madrileña de Claudio Coello 104.
En esa
época responsables de los servicios de información militares y de la Policía
sostuvieron que la luz verde de hacer "volar" a Carrero la dio el propio
Kissinger, cuando constató la divergencia de fondo entre el diseño de transición
política impuesta por Washington y la pensada por el Almirante. La propia
organización terrorista ETA no ha contribuido precisamente a dilucidar el
misterio del atentado. Siempre ha aludido a que estaba en posesión de una
"garganta profunda", un "tercer hombre", del que nunca se supo la identidad, y
que pudo haber trabajado para uno o varios servicios a la vez. Fue éste quien
informó a ETA de los hábitos e itinerarios del Almirante, que facilitaron la
organización del atentado. Un año más tarde los autores del atentado, que en su
mayoría se refugiaban en el País Vasco-francés, publicaron un libro, Operación
Ogro, bajo el pseudónimo de Eva Forest, en el que exponían su versión de la
historia, en él detallan cómo la posibilidad de acabar con Carrero, les fue
sugerida por personas fuera de la organización, alguna de ellas extranjera (La
Transición. 1986, El Arma del Pueblo).
La mayoría
de ellos se benefició de la amnistía de marzo de 1977. Lo que es evidente es que
la lucha del nacionalismo vasco contra la energía nuclear y los intereses de
Washington son coincidentes. ETA iniciará una cruzada en especial contra la
central de Lemoniz, atentando y asesinando a ingenieros y trabajadores en
diversos atentados hasta lograr su cierre. Según los documentos desclasificados
tras los 25 años de la muerte de Carrero seria en esta central donde España
estaría elaborando su arma definitiva.
Los
proyectos continúan.
Pero los
que creían que la muerte del Franco iba a suponer un cambio significativo de la
postura pronuclear española se equivocaron. Las presiones norteamericanas, ya
con James Carter como presidente para que España firmara el TNP continuaron. Sin
embargo, en 1976, el ministro de Asuntos Exteriores hispano, José María de
Areilza, volvió a reconocer que nuestro país estaría en condiciones de fabricar
la bomba "en siete u ocho años si nos pusiéramos a ello. No queremos ser los
últimos en la lista".
Las dudas
se hicieron mucho más intensas cuando en 1977 se conoció públicamente el alcance
tecnológico de las instalaciones nucleares previstas para el llamado Centro de
Investigación Nuclear de Soria (CINSO), en la localidad de Cuba de la Solana.
"El proyecto se aprobó 45 días después de la muerte de Franco en un Consejo de
Ministros presidido por Arias Navarro. Los investigadores norteamericanos se
asustaron al averiguar que en la planta piloto ideada para convertir el uranio
en plutonio se podían hacer 140 kilos al año.
El entonces
ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, fue uno de los grandes
impulsores de este plan gracias a las simpatías que gozaba por parte de altos
mandos militares formados desde los años 50 para este fin", asegura Ladislao
Martínez, portavoz de Ecologistas en Acción. Pero Jimmy Carter no estaba
dispuesto a que un nuevo país se sumara a la carrera armamentística que él
trataba de frenar. Por eso, en sus cuatro años de mandato (1976-1980) emprendió
una auténtica campaña contra los estados que no habían suscrito el TNP. Además,
Estados Unidos estaba obsesionado con que la OIEA inspeccionara las
instalaciones sospechosas españolas: en caso de impedir esta inspección, EEUU
congelaría las exportaciones de uranio enriquecido a nuestro país, lo que
supondría el parón industrial de las centrales nucleares civiles que ya
funcionaban.
Finalmente,
el 1 de abril de 1981, España acabó aceptando las condiciones impuestas por los
norteamericanos y firmó un acuerdo de salvaguardias con la OIEA para someter
estas instalaciones a verificación constante. Curiosamente, esta decisión fue
adoptada el 23 de febrero anterior, el mismo día de la intentona golpista del
teniente coronel Tejero. Esta decisión supuso la última oportunidad española
para dotarse con armamento nuclear propio. La firma del Tratado en 1987 por
parte del Gobierno de Felipe González, se considera algo ya puramente simbólico.
Como vemos
nuevamente, en el desguace nacional que padecemos en todos los ordenes, la
izquierda, radical y separatista sirve a todo aquel que quiera destruir a
España. Esta es la historia que no contaran en “Cuentame” serie gracias a la
cual las generaciones de jóvenes ignorantes y teleadictos creerán que ETA hizo
un gran servicio a la libertad asesinando a Carrero Blanco. Toda una bendición
de magnicidio.
Juanjo
Pérez.
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