Es un voto mecánico y sin significado, dijo el portavoz oficial del Gobierno Yigal Palmor al cotidiano israelí en inglés Jerusalem Post, en alusión a una resolución aprobada la víspera en la Asamblea General por 174 votos, con la sola oposición de las delegaciones de Estados Unidos, Canadá, Micronesia, Palau y las Islas Marshall y la de Tel Aviv.
Las Resoluciones de la Asamblea General de la ONU carecen de carácter vinculante y, por lo tanto, no son de obligatorio cumplimiento, a diferencia de las emitidas por el Consejo de Seguridad, que sí lo son, aunque Tel Aviv también las ignora.
El texto insta a Israel a sumarse al Tratado de No Proliferación y a abrir sus instalaciones nucleares supersecretas en el desierto del Negev.
La semana pasada la Asamblea General adoptó por mayoría aplastante una resolución que eleva a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) al estatuto de Estado no miembro, a la que Israel respondió anunciando el incremento de la construcción en la Cisjordania de viviendas para emigrantes judíos, lo que constituye un crimen de guerra según la Carta de la ONU.
El voto en contra de Estados Unidos asimismo contrasta con las presiones ejercidas contra la república Islámica de Irán por desarrollar un plan de desarrollo nuclear pacífico que considera indispensable para su desarrollo económico.
En una votación también divergente de la adoptada por la inmensa mayoría de los países miembros, semanas atrás Israel votó junto a Estados Unidos contra una resolución que demanda a Washington el levantamiento del bloqueo económico de más de medio siglo contra la república de Cuba.
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