Árbol de Navidad (foto sacada de medievalum) |
Celebrar la Navidad no costaría ni mil euros; para el fin del Ramadán gastaron unos ocho mil euros.
La negativa contrasta con las 60.000 coronas (unos 8.000 euros) que esa misma junta aprobó gastar este mismo año para la organización de Eid al Fitr, la celebración del final del Ramadán.
Más allá de haber molestado a los vecinos que sí desean celebrar la Navidad, su decisión ha provocado la rápida reacción de varios políticos conservadores, que ven en ello una demostración del peligro que corre la herencia cultural danesa frente al aumento de la inmigración.
Uno de los más contundentes fue Martin Henriksen, del Partido del Pueblo Danés, quien aseguró: "Este es un ejemplo de la presión que sufren la cultura y las tradiciones danesas". "Cada día nos llegan más y más noticias sobre escuelas e instituciones que quitan importancia a la Navidad para proteger los derechos de la minoría musulmana", denunció.
En la misma línea se expresó el conservador Tom Behnke, que tildó la decisión de la junta de intolerante y consideró "muy preocupante" que "las tradiciones danesas sean retiradas y sustituidas por las musulmanas en cuanto hay una mayoría musulmana".
Algunos comentaristas, sin embargo, remarcaron que la decisión de la junta fue tomada en democracia y consideraron sintomática la velocidad con que ciertos sectores de la política reaccionan siempre que hay musulmanes de por medio. Tendencia, por cierto, que viene repitiéndose desde la publicación de las caricaturas de Mahoma en el 2005.
Muy distinta, en cambio, ha sido la posición adoptada por un pequeño empresario de la zona, Jonas Birger-Christensen, que la semana pasada se ofreció a costear no sólo el árbol de Navidad sino también una parte de la celebración de Eid al Fitr del año que viene, destinando 7.000 coronas a cada acontecimiento. Con la esperanza de que su gesto ayude a despolitizar el asunto y haga reflexionar a la junta, consideró que en la sociedad "tiene que haber espacio para todos".
A pesar de ello, el asunto ya ha empezado a caldear el ambiente, tal como demuestra la agresión sufrida este fin de semana por un equipo de la televisión TV2 mientras cubría la noticia en Kokkedal. Por su parte, la asociación musulmana Islamisk Trossamfund también ha recibido amenazas e insultos de ciudadanos anónimos. Tras criticar la decisión de la junta vecinal, esta organización lamentó que se criminalice a todos los musulmanes por culpa de unos pocos.
La Vanguardia
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