Pasaron varios años antes de que la policía actuara contra los sospechosos para interrogarlos. Tras denunciarlo y no actuar, la niña siguió padeciendo los abusos sexuales por parte de los siete hombres de origen kurdo durante años. Sólo uno de ellos fue condenado.
Andrine tuvo grandes problemas cuando creció y acabó muriendo de sobredosis a los 21 años.
"No se puede pensar mucho en esto, porque es casi insoportable. Todos los abusos que sufrió y que fueron denunciados, no fueron tomados en serio. Todo fue muy lento, pasaron los años sin actuar contra ellos. Dejaron marcada a mi hija" dice el padre de Andrine.
Sus padres llevaban personalmente a su hija a la escuela, con la intención de protegerla, aunque los hombres que abusaban de ella siempre aparecían por el centro para intentar raptarla. Esta situación se repitió durante años. La familia declaró que no podían seguirla las 24 horas al día.
La niña estaba indefensa frente a los adultos que constantemente aparecían por la escuela para llevársela.
A medida que la niña crecía, comenzó a meterse en ambientes relacionados con las drogas en Oslo, hasta que finalmente en otoño de 2011 con sólo 21 años murió de una sobredosis.
"Descubrimos que tras el paso del tiempo hubo más abusos y estos se podrían haber evitado si la policía hubiera intervenido. No confiamos en la policía ni en ninguna institución tras experimentar el caso de mi hija" dijeron los padres de Andrine.
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