Yacimiento de Kvanefjeld, considerado como el segundo depósito mundial de óxidos de "tierras raras" y el sexto mundial de uranio. |
Uranio, tierras raras, hierro, cobre, oro... El deshielo pone numerosas riquezas mineras en la isla al alcance de los 60.000 habitantes que hasta ahora vivían prácticamente de la pesca. Pero este maná también es una maldición que atrae a China y a Estados Unidos.
Últimamente, los daneses bromean diciendo que Nuuk, la capital de Groenlandia, recuerda a la palabra “nuke”, el término inglés para designar la bomba atómica. Groenlandia, y por con siguiente también Dinamarca [su potencia tutelar], parecen estar a punto de asumir juntos una función decisiva en el mercado mundial de uranio. Una idea que hiela de pavor a buena parte de la opinión pública del Gran Norte.
Sabemos desde hace años que el subsuelo de Groenlandia contiene uranio. Pero parecía prácticamente inaccesible y constituía una fruta prohibida. Desde hace un cuarto de siglo, Dinamarca aplica una política de tolerancia cero con respecto a la energía nuclear. Ahora, la política de Copenhague cambia totalmente de rumbo. “Es el colmo de la hipocresía”, comenta el responsable de Greenpeace en Dinamarca, Flarup Christensen, “obligamos a Suecia a cerrar una central nuclear porque estaba demasiado cerca del territorio danés”.
Los ecologistas frente a un problema de imagen
¿Qué ha ocurrido? “Groenlandia, que dispone de más autonomía desde 2009, puede gestionar por sí misma sus materias primas; es un aspecto esencial para comprender la situación”, explica por teléfono Cindy Vestergaard, del Danish Institute for International Studies. Gozar de una mayor autonomía significa, entre otras cosas, que se agotarán los millones que fluyen cada año de Copenhague hacia Nuuk. Resulta difícil vivir únicamente de las gambas. Por lo tanto, el uranio suscita un gran interés.
Sin embargo, Groenlandia no puede decidir sola. Dinamarca sigue siendo responsable de la política exterior y de la defensa. Por otro lado, Groenlandia, una isla de menos de 60.000 habitantes, no puede encargarse por sí misma de la explotación y la exportación.
“Si se da luz verde, cambiará todo”, afirma Cindy Vestergaard. “Dinamarca se convertirá en una potencia del mercado nuclear”. De momento, Canadá, Australia y Kazajistán son los grandes países exportadores. Pero teniendo en cuenta las gigantescas reservas locales, Dinamarca y Groenlandia también podrían situarse entre los principales proveedores de esta materia prima.
Dicho esto, asegurarse de que todo esté en orden resulta una considerable hazaña: “El mercado de uranio es uno de los más opacos del mundo. ¿Cómo podemos estar seguros de que no se utilizará para fabricar un arma atómica?”. De este modo, los daneses, ecologistas y pacifistas, se enfrentarán a un grave problema de imagen.
¿De pescadores a mineros?
En Groenlandia están en juego otros muchos aspectos. El calentamiento del planeta revela, además del uranio, la presencia de otros tesoros en el subsuelo. Pero si se sigue prohibiendo la explotación de este último, desde el punto de vista económico también se perderán grandes reservas locales de mineral de hierro, de cobre, de oro y de tierras raras, cuando incluso gigantes mineros internacionales y países como Corea del Sur y China empezaban a interesarse por ellas. Pero eso no es todo. En lo relativo a las tierras raras, utilizadas en la fabricación de smartphones o de vehículos, por ejemplo, Groenlandia podría acabar con el monopolio de China.
Esta riqueza de materias primas es al mismo tiempo una maldición y una bendición, opina The Copenhagen Post. Con el deshielo, las poblaciones que vivían de la pesca de gambas están desapareciendo. Las gambas se marchan de estos lugares hacia el norte, en busca de aguas más frías. Las consecuencias son paro, éxodo e incluso suicidio. Hay que plantearse si un pescador se puede convertir en minero.
60.000 habitantes ante los gigantes industriales
También se plantean otras dificultades. Bajo la presión de las multinacionales, Groenlandia adoptó el año pasado una ley que autoriza a pagar a los trabajadores extranjeros menos que a los groenlandeses. Alcoa, un gigante estadounidense del aluminio, tiente intención de implantar una fábrica en una población de 3.000 habitantes. En ella contrataría casi a otros tantos polacos y chinos. ¿Qué impacto podría tener esta situación en una comunidad local? ¿Y cómo se puede oponer una isla de menos de 60.000 habitantes a estos gigantes de la industria?
Estados Unidos es consciente desde hace tiempo de la posición estratégica de Groenlandia. Tras la Segunda Guerra Mundial, propuso a Dinamarca comprar esta isla por 100 millones de dólares. Actualmente, Nuuk parece que tiende cada vez más a seguir su propio camino. “Hasta ahora, la pesca es todo lo que tenían”, comenta Cindy Vestergaard. “Pero claramente, la explotación de materias primas, y realmente tienen de todo, constituye un modo de convertirse en un país independiente”. En Groenlandia se celebrarán en breve elecciones. Adivinen cuál será el principal tema de la campaña.
presseurop
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