Una mezquita en Fuengirola, Málaga |
Los dirigentes del Prune prefieren definirse como un partido preocupado por los problemas de los sectores sociales más desfavorecidos. Rechazan que se trate de una formación dirigida únicamente a los musulmanes. Pero lo cierto es que su cúpula directiva está copada por fieles de este credo y su programa está claramente inspirado por los principios del islam. Las referencias a su fe son frecuentes en los comunicados que emite. En uno de sus últimos mensajes, por ejemplo, piden a Alá que les envíe “su luz” de conseguir un buen resultado en las andaluzas.
“Es cierto que somos un partido de inspiración musulmana”, admite el secretario general del Prune, Manuel Bugeiro, un español converso al islam. “Pero queremos dejar claro que nos dirigimos a todas las minorías, tanto étnicas como religiosas. Nuestro objetivo es llevar a lo más alto la voz de nuestra gente, ya sean gitanos, extranjeros, musulmanes o judíos. Luchamos contra el racismo, la discriminación, la islamofobia”, defiende.
A pesar de su escaso peso político, se trata de una verdadera anomalía en el sistema democrático nacional. No sólo puede convertirse en el primer partido musulmán que concurre a unos comicios, sino que en estos momentos es incluso la única formación que ha construido su programa desde una óptica nítidamente confesional. Ninguna de las fuerzas políticas asentadas en España utiliza actualmente la fe como eje vertebrador de su argumentario. El Prune representa en este sentido una novedad o, quizá, un regreso a las opciones políticas de los primeros años de la democracia.
“Nuestro objetivo es crecer. Para eso estamos trabajando”, explica Bugeiro. “Estamos tomando contacto para conocer las inquietudes de nuestra comunidad y también de otras para saber qué es lo que le preocupa. Tenemos sedes en Madrid, Valencia, Asturias, Toledo, Cádiz y Ceuta y nuestro objetivo es seguir asentándonos”. Por ahora, su sede central se encuentra en un piso de Langreo (Asturias).
Este dirigente del Prune aclara que todos los fondos con los que financian su hasta ahora modesta actividad salen de los bolsillos de los propios responsables del partido. “No recibimos dinero de nadie, ni de España ni por supuesto de ningún otro país. De hecho, estamos trabajando para tratar de lograr el dinero necesario para pagar lo que cuesta presentarse a las municipales. Creemos que lo vamos a conseguir, pero estamos buscando el dinero”.
El dinero, efectivamente, ha sido hasta ahora uno de los problemas que les han impedido rascar un representante en algún municipio especialmente proclive para una formación musulmana. En Ceuta y Melilla, la población que profesa el islam supera el 40%. Son los dos casos más evidentes pero hay otros en la Península que alcanzan tasas similares, como Salt (Girona), donde los musulmanes han dejado de ser una minoría y el Prune podría conseguir amplios apoyos.
El segundo gran freno que se ha encontrado este partido es precisamente que la mayoría de esos seguidores del islam aún no tienen la nacionalidad española y, por tanto, no puede votar en unas elecciones. “De los 900.000 marroquíes que hay en España, "sólo" un 80% tiene la nacionalidad, por ejemplo”, explica Bugeiro. “Es inexplicable que no se les permita votar pero eso es lo que ocurre por ahora”. Sólo es cuestión de tiempo. En el caso de los marroquíes, la nacionalidad se puede solicitar después de una década de residencia legal en España. No falta tanto para que esos 1,7 millones de musulmanes se conviertan en una importante bolsa de voto.
El Confidencial
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