La correspondiente orden del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, se firmó ya en abril y ahora se vence el período de medio año que había dado el jefe del Gobierno para el desarrollo de la concepción especial del asentamiento de los gitanos y de su adaptación social en Ucrania.
Los detalles del reasentamiento de los gitanos se discutirá por los interesados, muy probablemente, en noviembre, durante la cumbre de la Asociación Oriental, en Vilnius. Precisamente en este encuentro puede ser firmado el acuerdo sobre la Asociación de Ucrania y la Unión Europea. El ansiado paso hacia el encuentro con Europa conlleva, por supuesto, nuevas responsabilidades. Una de ellas es el recibimiento hospitalario de los campamentos del viejo continente.
El “tema gitano” siempre ha sido difícil para Europa, pero se convirtió en un problema candente después de la unión de Rumanía y Bulgaria con la UE en enero del año 2007. Este hecho entonces fue llamado “la caída definitiva del muro de Berlín”. Pero, parece que ahora, ni en Alemania ni en Francia están muy contentos con esta “caída”. Los gitanos, en su mayoría oriundos de Rumanía y Kosovo, no se han integrado en la comunidad europea, los campamentos continúan siendo nómadas y viven de las ayudas sociales, las cuales se les paga “del bolsillo” de los contribuyentes.
Las autoridades ucranianas están seguras de que el problema radica en la discriminación de los romaníes y están listas para proponer su propio programa, el cual asegurará las mismas posibilidades para la participación de los gitanos en la vida social-económica y cultural del país, destaca el diputado a la Rada Suprema por el Partido de la Regiones, Vladímir Oleinik:
–Es necesario actuar por las vías legales, es decir, la aprobación de la correspondiente legislación y la exigencia de su cumplimiento de acuerdo con las leyes de Ucrania para aquellos que arriben aquí. También es necesario comunicarse estrechamente con nuestros colegas de la Unión Europea.
¿Pero realmente habrá una ventaja real de esta interacción?, en la Unión Europea sobre el tema de los gitanos no existe una opinión única. Por ejemplo, en Francia, el debate de este punto a nivel de ministros de Gobierno terminó en un escándalo. El ministro de Interior propuso expulsar a los romaníes del país, por lo cual recibió acres críticas de sus colegas, en cambio, la mayoría de los franceses apoyaron al ministro del Interior, según los datos de las últimas encuestas, las medidas propuestas por el ministro la apoyan tres cuartas partes de la población. Los europeos están listos para gastar miles de millones de euros del presupuesto para reasentar a los gitanos. Un programa similar lo están ya realizando exitosamente Alemania, Austria, Suiza y Dinamarca. ¿Entonces, para qué necesita que Ucrania reciba a todos estos inmigrantes? Solo con el deseo de estar lo más cerca posible a Europa no se puede explicar, considera el director del Centro informativo ruso-ucraniano, Oleg Bondarenko:
–¿Cómo ustedes piensan? ¿Quién sale ganando con esto? Es evidente que los partidarios del partido racista Svoboda (Libertad) van a decir que Ucrania se ha convertido en un camino abierto para todo el que quiera. En general, existe toda una estrategia para convertir a Oleg Tiagnibok en el principal oponente de Yanukóvich en las elecciones presidenciales que deben efectuarse en marzo del año 2015. Esta tecnología la domina la administración de Yanukóvich y está claro que en cualquier caso, Yanukóvich le ganaría a Tiagnibok.
Ni Timoshenko ni Klichko podrán participar en estas elecciones, así que el previsible fortalecimiento de los nacionalistas, de la mano del jefe de Gobierno de Ucrania, sería deseable, señala el experto, recordando que el partido nacionalista radical Svoboda (Libertad) de Tiagnibok ya obtuvo treinta y siete puestos en la Rada Suprema en los últimos comicios electorales. Resulta que los gitanos le son necesarios a Ucrania o, al menos, a su presidente.
La Voz de Rusia
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