En la noche del jueves, un inmigrante tunecino de 35 años que llegó borracho a su casa, fue detenido tras dedicarse a pegar a su esposa, una mujer italiana de 47 años y nativa de Mantua, Italia. La mujer pudo huir de su agresor y llamar a la policía.
Al llegar a la escena, los oficiales que estaban tratando con la furia tuvieron que llamar a dos patrullas de refuerzo. El tunecino llegó a tirarles un jarrón de mármol a las fuerzas de seguridad del estado.
Tras la lucha con el detenido, finalmente se las arreglaron para esposarlo, pero a punto de meterlo en el coche de la policía, el Bruce Lee del Magreb le pego una patada de karate a uno de los agentes en la cara.
Como resultado de todos los acontecimientos, cuatro policías acabaron en el hospital. Mientras tanto, el detenido deberá responder por cargos de resistencia a la autoridad y asalto.
Sin embargo, no es la primera intervención que tiene que hacer la policía en la casa de esta pareja. En abril, la policía tuvo que intervenir para hacer frente a otro caso de violencia, cuando él, que es musulmán, se había dedicado a destruir todas las imágenes religiosas de ella, que es católica y que las guardaba en su casa. La mujer reaccionó contra este nuevo caso de violencia y finalmente fue golpeada.
Tampoco es el único caso que se registró el jueves. Esta vez en Milán, los carabineros arrestaron a un magrebí por violencia doméstica que se producía de forma habitual hacia su esposa, una mujer de 45 años y de origen italiano. Durante meses la mujer había recibido golpes por todo su cuerpo. Por si fuera poco, también pegaba a su madrastra, que vivía con ellos y a la que le dio un empujón rompiéndole el fémur.
El hombre había estado haciendo esto porque pensaba que no pegaba lo suficiente a los niños de la pareja de 3 y 6 años. "Los golpeaba muy poco" decía el marido. La mujer no se atrevió a denunciar los hechos ante la policía porque temía por la vida de los niños pequeños.
Novopress
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