jueves, 9 de octubre de 2014

Existe muy poca diferente entre una ejecución en Arabia Saudi y otra realizada por el Estado Islámico

Las decapitaciones horribles, a veces filmadas, ejecutados por los terroristas del Estado Islámico, conmocionó al mundo, pero no son muy diferentes a las ejecuciones tras una sentencia de muerte tal y como se practica en Arabia Saudita, un país aliado de Occidente en la guerra que estos países han declarado al EI.

En Arabia Saudita, un condenado a la decapitación puede reclamar un analgésico, que su ejecución no sea filmada y que esta sea realizada por un torturador profesional armado con una espada muy afilada, lo que significa que la muerte es inmediata.

Tampoco hay mucha diferencia en la forma en que Arabia Saudita y el EI aplica una sharia particularmente dura y en ambos casos es la ley del talión la que prevalece y las flagelaciones públicas son parte del arsenal de castigos, dice The Economist.

Ambos siguen la jurisprudencia del Hanbal, la más estricta de las cuatro escuelas sunitas de la ley tradicional. Por lo tanto, los disidentes de Raqqa, la ciudad en la que el Estado Islámico estableció la capital de su califato, afirman que los 12 jueces que dirigen su corte son suadíes.

El Estado Islámico creó una policía religiosa que es una reminiscencia de la policía religiosa saudí, cuyo objetivo es garantizar el cumplimiento de la ley islámica y recordar a los ciudadanos que tienen el deber de la oración.

Como en las zonas controladas por el EI, donde las iglesias y las mezquitas no sunitas fueron destruidas o convertidas para otros usos, Arabia Saudita prohíbe las prácticas religiosas no musulmanas. El 5 de septiembre, la policía saudí realizo una redada en una casa en Khafji, una ciudad en la frontera con Kuwait, y condeno a sus 27 inquilinos, cristianos asiáticos, por participar en una ceremonia religiosa católica.

El Estado Islámico ha ejecutado a cientos o incluso miles de personas en los últimos meses, sin juicio, en su mayoría con una pistola y a veces por decapitación. Sin embargo, las asociaciones de derechos humanos sostienen que en agosto, en el espacio de 18 días, Arabia Saudita llevó a cabo la decapitación de no menos de 22 personas, mientras que el país había ejecutado "solo" el año pasado a 79. Gran parte de los condenados a muerte fueron por delitos relativamente menores, tales como el tráfico de hachís o "brujería". Uno de los condenados, había sido reconocido como una persona que sufría trastornos psiquiátricos.

Esta represión repentina creciente es tanto más sorprendente que en los últimos años, cuando el reino había tendido a relajarse.

Los opositores al régimen temen que este endurecimiento pueda explicarse por el aumento de fuerza del Estado Islámico: o se pretende mostrar a los saudíes que los más conservadores del Reino sigue siendo un "verdadero" Estado islámico, o bien que busca mantener bajo control el descontento cada vez mayor de una parte de la población y la disminución del fervor religioso.

Express.be

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